Nuestra Historia


La historia de nuestra familia y el vino comienza hace ya cuatro generaciones, con mi bisabuelo Jacinto Campos García. Un hombre visionario, amante de la tierra y del buen vino, Jacinto fundó una pequeña bodega, que con el paso del tiempo, se convirtió en el corazón de nuestra familia. Era un lugar donde la tradición y la pasión se encontraban en cada botella, un legado que se fue transmitiendo de generación en generación.

En 2013, David y Evelyn, dos enamorados no solo entre sí, sino también del mundo del vino, decidieron emprender su propia andadura en este fascinante universo. Con el espíritu emprendedor de sus antecesores, pero con la frescura de una nueva visión, empezaron a dar sus primeros pasos en la elaboración y comercialización de vinos. Su pasión por el vino no era algo nuevo; era, más bien, una herencia que latía en ellos, y con cada vendimia, con cada viñedo visitado, esa pasión crecía más y más.

Después de 10 años de aprendizaje, experimentación y esfuerzo, la historia da un hermoso giro. David y Evelyn, honrando las raíces familiares, vuelven a la antigua bodega que perteneció a Jacinto, su bisabuelo. Un lugar que llevaba años en silencio, pero que hoy resurge con la energía de una nueva generación, lista para continuar el legado y, al mismo tiempo, escribir su propio capítulo.

Así, esta bodega, que vio nacer los sueños de Jacinto, se convierte en el epicentro de un nuevo comienzo, donde la tradición y la innovación se unen en cada botella que sale de nuestras manos, con la misma pasión que hace más de un siglo.

Proyectos que nacen del Amor


Desde Bodegas David Auñón hemos querido sacar un vino desde el amor y la pasión, queriendo dedicar a personas muy especiales que siempre estarán en mi corazón.